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Diferencia entre revisiones de «Dominguito de Val»

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'''Santo Dominguito de Val''' o '''del Val''' es una figura legendaria medieval de Zaragoza. Según la leyenda fue un infante del coro de [[La Seo]], la Catedral de [[Zaragoza]], que fue la víctima de un asesinato ritual por [[judío]]s de la aljama de la ciudad el [[31 de agosto]] de [[1250]]. Es uno de los [[Libelo de sangre contra los judíos|libelos de sangre]] que se extendieron durante la [[Edad Media]] contra los judíos.
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== La leyenda ==
'''Santo Dominguito del Val''' nació en Zaragoza, la ciudad de la Virgen y de los Innumerables Mártires, el año 1243. Era rey de Aragón Jaime el Conquistador, vicario de Cristo en Roma, Inocencio IV, y obispo de Zaragoza, Arnaldo de Peralta. Media España estaba bajo el dominio de los moros y en cada pecho español se albergaba un cruzado.
Dominguito era hijo de Sancho de Val, notario, e Isabel. Infante del coro de La Seo, a los siete años fue engañado por el judío Albayuceto que con algunos otros trataron de repetir la [[Pasión de Cristo]] y lo crucificaron en una pared con tres clavos y abierto el costado. Luego lo decapitaron y cortaron los pies, ocultando el cuerpo en la ribera del [[Ebro]]. Unos barqueros, viendo unas extrañas luces, avisaron a las autoridades, que encontraron el cuerpo enterrado donde indicaban las dichas luces.


Los restos fueron llevados a la iglesia de San Gil y más tarde a la Catedral, dónde en la capilla de Santo Dominguito de Val todavía se veneran sus reliquias.
De acuerdos a los archivos historicos, fue un infante del coro de [[La Seo]], la Catedral de [[Zaragoza]], que fue la víctima de un asesinato ritual por [[judío]]s de la aljama de la ciudad el [[31 de agosto]] de [[1250]].


== Sus Padres ==
== ==
El suceso es similar a otros narrados posteriormente como el del [[Santo Niño de La Guardia]] y el del [[Santo Niño de Sepúlveda]] y se enmarca dentro del [[antisemitismo]] europeo de la [[Edad Media]] y Moderna. El origen parece estar en el ''The Life and Miracles of St. William of Norwich'' (''La vida y milagros de San Guillermo de Norwich'') escrita por [[Thomas of Monmouth]] en 1173. El libro cuenta la historia de [[Guillermo de Norwich]], un niño inglés que apareció muerto en las cercanías de [[Norwich]] el [[Sábado Santo]] de 25 de marzo de 1144 y cuya muerte fue atribuida a los judíos de la ciudad<ref>[http://www.newadvent.org/cathen/15635a.htm St. William of Norwich] en la Catholic Encyclopedia</ref>.
Los padres de Dominguito se llamaban Sancho del Val e Isabel Sancho. Su madre era de pura cepa zaragozana, y su padre, de origen francés. El abuelo paterno había sido un esforzado guerrero a las órdenes del rey don Alfonso el Batallador. A su lado estuvo en el asedio de Zaragoza, que fue duro y prolongado. Todos los cruzados franceses se marcharon a sus casas; todos, menos uno. "Fue nuestro antepasado —decía Sancho del Val a su hijo, siempre que le contaba la historia—. El señor del Val, hijo de la fuerte Bretaña, sufrió inquebrantable el hambre y la sed, los hielos del invierno y los fuegos del verano, las vigilias prolongadas y los golpes de las armas enemigas. Y al rendirse la ciudad, el rey le hizo rico y noble, igualándole con los españoles más ilustres".


La leyenda se extendió por toda Europa y se menciona en muchos documentos:
Sancho del Val no siguió a su padre por el camino de las armas. Prefirió las letras. Fue tabelión o notario y su firma quedó estampada en las actas de las Cortes de Aragón,
al lado de las firmas de condes y obispos.


{{Cita|''Et porque oyemos decir que en algunos lugares los judíos ficieron et facen el día del Viernes Santo remembranza de la pasión de Nuestro Señor Jesucristo en manera de escarnio, furtando los niños et poniéndolos en la cruz, o faciendo imágenes de cera et crucificándolas cuando los niños non pueden haber, mandamos que, si fama fuere daquí adelante que en algún lugar de nuestro señorío tal cosa sea fecha, si se pudiere averiguar, que todos aquellos que se acercaren en aquel fecho, que sean presos et recabdados et aduchos ante el rey; et después que el sopiera la verdad, débelos matar muy haviltadamente, quantos quier que sean.''|[[Alfonso X el Sabio]], Partidas, VII, XXIV, ley 2)}}
== Futuro Santo ==
Dios bendijo la unión de Sancho e Isabel dándoles un hijo que iba a ser mártir y modelo de todos los niños y, de un modo especial, de los monaguillos.
Porque Santo Dominguito del Val es el patrono de los monaguillos y niños de coro. El fue infantico de la catedral de Zaragoza, vistió con garbo la sotanilla roja y repiqueteó con gusto la campanilla en los días de fiesta grande. La imagen que todos hemos visto de este tierno niño nos lo representa con las vestiduras de monaguillo. Clavado en la pared
con su hermosa sotana y amplio roquete. La mirada hacia el cielo y unos surcos de sangre goteando de sus pies y manos. Una estampa de dolor ciertamente, pero, también, de valentía superior a las fuerzas de un niño de pocos años. Las nobles condiciones, especialmente su piedad, que se advertían en el niño según crecía, indujeron a los padres
a dedicarlo al santuario, al sacerdocio. Cuando fue mayorcito lo enviaron a la catedral. Entonces la catedral era la casa de Dios y, al mismo tiempo, escuela.
Todas las mañanas, al salir el sol, hacía Dominguito el camino que separaba el barrio de San Miguel de la Seo. Una vez allí, lo primero que hacía era ayudar a misa
y cantar en el coro las alabanzas de Dios y a la Virgen.


También [[Geoffrey Chaucer]] lo menciona en sus ''[[Cuentos de Canterbury]]'' (1387), concretamente en el ''Cuento de la priora'' habla del niño Hugo de Lincoln asesinado por judíos en el 1255.
Cumplido fielmente su oficio de monaguillo, bajaba al claustro de la catedral a empezar la tarea escolar. Con el capiscol o maestro de canto ensayaban los himnos, salmos
y antífonas del oficio divino. La historia y la tradición nos presentan a nuestro Santo especialmente aficionado y dotado para el canto. Por algo es el patrono
de los niños de coro y seises.


Cuentos similares sobre niños martirizados se han repetido en toda Europa, pudiéndose contar seis casos en el siglo XII, quince en el XIII, diez en el XIV, dieciséis en el XV, trece en el XVI, ocho en el XVII, quince en el XVIII y treinta y nueve en el XIX<ref>[http://www.newadvent.org/cathen/15635a.htm St. William of Norwich] en la Catholic Encyclopedia</ref>. ''Véase también:'' [[libelo de sangre contra los judíos]]
La tarea escolar incluía más cosas. Había que aprender a leer, a contar, a escribir. Los pequeños dedos se iban acostumbrando a hacer garabatos sobre las tablillas
apoyadas en las rodillas. La voz del maestro se oía potente y, al acabar, las cabecitas de los pequeños escolares se inclinaban rápidamente para escribir en
los viejos pergaminos lo que acababan de oír. Así un día y otro día. Al atardecer volvía a casa. Un beso a los padres, y luego a contarles lo que había aprendido
aquel día y las peripecias de los compañeros.

== El Martirio ==
Uno se resiste a creer la historia que voy a contar. Es increíble que haya hombres tan malos. Sin embargo, parece que la substancia del hecho es verdad.

Los judíos solían amasar los alimentos de su cena pascual con sangre de niños cristianos. La historia nos ha conservado los nombres de estas víctimas inocentes:
imón de Livolés, Ricardo de Norwick, el Niño de la Guardia y Santo Dominguito del Val. "Oyemos decir —escribía el rey Alfonso el Sabio, en aquellos mismos días de
Santo Dominguito del Val— que los judíos ficieron, et facem el día de Viernes Santo remembranza de la pasión de Nuestro Señor, furtando los niños et
poniéndolos en la cruz, et faciendo imágenes de cera et crucificándolas, cuando los niños no pueden haber."

Los judíos eran por entonces muchos y poderosos en Zaragoza. En la sinagoga se había recordado "que al que presentase un niño cristiano sería eximido de penas y tributos". Y un sábado al terminar de explicar la Ley el rabino, dijo: "Necesitamos sangre cristiana. Si celebramos sin ella la fiesta de la Pascua, Jehová podrá echarnos en cara nuestra negligencia".

Estas palabras fueron bien recogidas por Mosé Albayucet, un usurero de cara apergaminada y nariz ganchuda. Por su frente arrugada pasó una idea negra. Pensó en aquel niño
que todos los días al oscurecer pasaba delante de su tienda. Este niño era Dominguito del Val, que volvía de la catedral a casa. A veces solo y otras con un grupo
de compañeros. Con frecuencia, al cruzar el barrio judío, de tiendas obscuras y estrechas callejuelas, cantaban himnos en honor del Señor y su Santísima Madre.
Seguramente los que acababan de ensayar con el capiscol de la catedral.

Más de una vez los había oído Mosé Albayucet y, desde la puerta de su tienda, los había amenazado con su mano. Le pareció la ocasión oportuna y prometió a sus compañeros
de secta que aquel año iban a tener sangre de niño cristiano para la Pascua y bien reciente.

Era el miércoles 31 de agosto de 1250. El atardecer se hacía más obscuro en las estrechas callejuelas del barrio judío por donde pasaba Dominguito camino de su casa.
De repente, y antes de pensarlo o poder lanzar un grito, nota que algo se le echa encima. Son las manos de Mosé Albayucet que le cubren el rostro con un manto.
Le amordaza bien la boca para que no pueda gritar y le mete de momento en su casa. Las garras de la maldad acaban de hacer su presa.

Aquella misma noche es trasladado el inocente niño a la casa de uno de los rabinos principales. Allí están los príncipes de la sinagoga. Dominguito tiembla de
miedo ante aquellos rostros astutos y malvados. Sus manos aprietan la cruz que pende de su pecho.

—Querido niño —le dice una voz zalamera—, no queremos hacerte mal ninguno; pero si quieres salir de aquí tienes que pisar ese Cristo.

—Eso nunca —dice el niño—. Es mi Dios. No, no y mil veces no.

—Acabemos pronto —dicen aquellos malvados ante la firmeza del niño.

Va a repetirse la escena del Calvario. Uno acerca las escaleras que apoya sobre la pared; otro presenta el martillo y los clavos, y no falta quien coloca en la rubia cabellera del niño una corona de zarzas, así el parecido con la crucifixión de Cristo será mayor.

Con gran sobriedad de palabras refieren las Actas del martirio lo que sucedió:

"Arrimáronle a una pared, renovando furiosos en él la pasión del divino Redentor; crucificáronle, horadando con algunos clavos sus manos y pies; abriéronle el
costado con una lanza, y cuando hubo expirado, para que no se descubriese tan enorme maldad, lo envolvieron y ataron en un lío y
lo enterraron en la orilla del Ebro en el silencio de la noche."

Todos nos imaginamos fácilmente los espasmos de dolor que estremecerían aquellos músculos delicados de niño. Abrieron sus venas para recoger en
unos vasos preparados su sangre. Sangre inocente que iba a ser el jugo con que amasasen los panes ácimos de la Pascua.

Una vez muerto cortaron sus manos y cabeza, que arrojaron a un pozo de la casa donde había tenido lugar el horrendo crimen. Su cuerpo mutilado fue llevado,
como dicen las Actas, a orillas del Ebro. Allí sería más difícil encontrarlo.

Los judíos se retiraron a sus casas contentos de haber hecho un gran servicio a Dios. La Seo había perdido a su mejor monaguillo y el cielo había ganado un ángel más. Todo esto ocurría la noche del 31 de agosto de 1250.

Dios tenía preparado su día de triunfo, su mañana de resurrección, para Dominguito del Val.

Mientras en la casa del notario Sancho del Val se oían gemidos de dolor, una extraña aureola aparecía en la ribera del Ebro. Los guardas del puente de barcas echado sobre el río habían visto con asombro durante varios días el mismo acontecimiento. La noticia recorre toda Zaragoza.

Algunas autoridades y un grupo de clérigos se dirigen hacia el lugar de la luz misteriosa. Allí hay un pequeño trozo de tierra recientemente removida. Se escarba y, metido en un saco, aparece un bulto sanguinolento. Se comprueba que es el cuerpo mutilado de Dominguito. Una ola de dolor e indignación invade la ciudad de punta a punta.

La cabeza y las manos aparecen, también, de una manera milagrosa. Aunque aquí la leyenda no concuerda. Según una versión, un perrazo negro gime lastimeramente, y sin que nadie le pueda espantar, al borde del pozo a que fueron arrojados los miembros del niño mártir. Es el perro del notario Sancho del Val. Se agota el agua y en el fondo aparecen las manos y cabeza de Dominguito. Otra versión dice que las aguas del pozo se llenaron de resplandeciente luz, que crecieron y desbordadas mostraron el tesoro que guardaban en el fondo.
Pronto se supo toda la verdad del hecho. El mismo Albayucet lo iba diciendo: "Sí, yo he sido. Matadme, me es igual; la mirada del muerto me persigue, y el sueño ha huido de mis ojos".
El santo niño había de conseguir el arrepentimiento para su asesino. Bautizado y arrepentido, Albayucet subirá tranquilo a la horca.

"Divulgado el suceso —escribe fray Lamberto de Zaragoza—, y obrados por el divino poder muchos milagros, el obispo Arnaldo dispuso una procesión general, a la que asistió con todo el clero la ciudad, la nobleza, la tropa y la plebe, todos con velas blancas, y llevaron el santo cuerpo por todas las iglesias y calles de la ciudad, hasta por la puerta Cineja, mostrándolo a todos y haciendo ver en él las llagas de las manos y pies y costado."

Hoy mismo es muy viva la devoción que Zaragoza siente por su glorioso mártir. Su fiesta está incluida entre las de primera clase y los niños de coro de La Seo y del Pilar le festejan como Santo patrono. Desde los días del martirio existe la cofradía de Santo Dominguito. El rey Jaime I de Aragón tuvo a honor ser inscrito en ella.

Sus restos mortales se conservan en una capilla de la catedral en hermosa urna de alabastro. Sobre la urna un ángel sostiene esta leyenda: "Aquí yace el bienaventurado niño Domingo del Val, mártir por el nombre de Cristo".

Los restos fueron llevados a la iglesia de San Gil y más tarde a la Catedral, dónde en la capilla de Santo Dominguito de Val todavía se veneran sus reliquias.

Cabe mencionar que este succeso esta comprobado tanto por las autoridades de la epoca, como por la Santa Iglesia Catolica::


== La veneración del santo ==
== La veneración del santo ==
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También se creó una [[cofradía]] de labradores para recordar el hecho y celebrar la conmemoración. La cofradía fue renovada en 1496, año en el que los restos del santo fueron trasladados de la capilla de San Vicente a la [[sacristía]]. Más tarde se llevaron a la capilla del Espíritu Santo hasta que en 1671 se creó su propia capilla que todavía existe.
También se creó una [[cofradía]] de labradores para recordar el hecho y celebrar la conmemoración. La cofradía fue renovada en 1496, año en el que los restos del santo fueron trasladados de la capilla de San Vicente a la [[sacristía]]. Más tarde se llevaron a la capilla del Espíritu Santo hasta que en 1671 se creó su propia capilla que todavía existe.

== Enlaces externos ==
*[http://www.enciclopedia-aragonesa.com/voz.asp?voz_id=4754&tipo_busqueda=1&nombre=Santo%20Dominguito%20de%20Val&categoria_id=&subcategoria_id=&conImagenes= Santo Dominguito de Val] en la [[Gran Enciclopedia Aragonesa]].

== Notas ==
{{listaref}}


[[Categoría:Aragoneses]]
[[Categoría:Aragoneses]]
[[Categoría:Santos de España|Dominguito]]
[[Categoría:Santos de España|Dominguito]]
[[Categoría:Leyendas y sagas]]
[[Categoría:Antisemitismo]]

[[en:Dominguito del Val]]
[[en:Dominguito del Val]]
[[it:San Domenico del Val]]
[[it:San Domenico del Val]]

Revisión del 01:48 30 sep 2007

Santo Dominguito de Val o del Val es una figura legendaria medieval de Zaragoza. Según la leyenda fue un infante del coro de La Seo, la Catedral de Zaragoza, que fue la víctima de un asesinato ritual por judíos de la aljama de la ciudad el 31 de agosto de 1250. Es uno de los libelos de sangre que se extendieron durante la Edad Media contra los judíos.

La leyenda

Dominguito era hijo de Sancho de Val, notario, e Isabel. Infante del coro de La Seo, a los siete años fue engañado por el judío Albayuceto que con algunos otros trataron de repetir la Pasión de Cristo y lo crucificaron en una pared con tres clavos y abierto el costado. Luego lo decapitaron y cortaron los pies, ocultando el cuerpo en la ribera del Ebro. Unos barqueros, viendo unas extrañas luces, avisaron a las autoridades, que encontraron el cuerpo enterrado donde indicaban las dichas luces.

Los restos fueron llevados a la iglesia de San Gil y más tarde a la Catedral, dónde en la capilla de Santo Dominguito de Val todavía se veneran sus reliquias.

La historia

El suceso es similar a otros narrados posteriormente como el del Santo Niño de La Guardia y el del Santo Niño de Sepúlveda y se enmarca dentro del antisemitismo europeo de la Edad Media y Moderna. El origen parece estar en el The Life and Miracles of St. William of Norwich (La vida y milagros de San Guillermo de Norwich) escrita por Thomas of Monmouth en 1173. El libro cuenta la historia de Guillermo de Norwich, un niño inglés que apareció muerto en las cercanías de Norwich el Sábado Santo de 25 de marzo de 1144 y cuya muerte fue atribuida a los judíos de la ciudad[1]​.

La leyenda se extendió por toda Europa y se menciona en muchos documentos:

Et porque oyemos decir que en algunos lugares los judíos ficieron et facen el día del Viernes Santo remembranza de la pasión de Nuestro Señor Jesucristo en manera de escarnio, furtando los niños et poniéndolos en la cruz, o faciendo imágenes de cera et crucificándolas cuando los niños non pueden haber, mandamos que, si fama fuere daquí adelante que en algún lugar de nuestro señorío tal cosa sea fecha, si se pudiere averiguar, que todos aquellos que se acercaren en aquel fecho, que sean presos et recabdados et aduchos ante el rey; et después que el sopiera la verdad, débelos matar muy haviltadamente, quantos quier que sean.
Alfonso X el Sabio, Partidas, VII, XXIV, ley 2)

También Geoffrey Chaucer lo menciona en sus Cuentos de Canterbury (1387), concretamente en el Cuento de la priora habla del niño Hugo de Lincoln asesinado por judíos en el 1255.

Cuentos similares sobre niños martirizados se han repetido en toda Europa, pudiéndose contar seis casos en el siglo XII, quince en el XIII, diez en el XIV, dieciséis en el XV, trece en el XVI, ocho en el XVII, quince en el XVIII y treinta y nueve en el XIX[2]​. Véase también: libelo de sangre contra los judíos

La veneración del santo

Dominguito fue canonizado y se le considera el patrón de los infantes de la escolanía de la ciudad y de los monaguillos.

También se creó una cofradía de labradores para recordar el hecho y celebrar la conmemoración. La cofradía fue renovada en 1496, año en el que los restos del santo fueron trasladados de la capilla de San Vicente a la sacristía. Más tarde se llevaron a la capilla del Espíritu Santo hasta que en 1671 se creó su propia capilla que todavía existe.

Enlaces externos

Notas

  1. St. William of Norwich en la Catholic Encyclopedia
  2. St. William of Norwich en la Catholic Encyclopedia